Hace tiempo escribí esto.
Hoy, después de años de recorrido, tropezones, éxitos, más tropezones, risas, lágrimas y mucho mucho trabajo rodeado de envidias y apoyos, me doy cuenta de que lo único que importa es la vida, en ningún caso la meta.
Y no dejo de pensar que la única meta en la vida es la muerta así que, disfrutemos de cada recorrido y cada parada.
" Y en cuanto llegue a la meta, un buen chocolate"
Un profesor que tuve, hace unos años, nos decía qué esta maravillosa carrera que estábamos empezando, unos antes otros después, necesitaba mucho más entrenamiento, voluntad, disposición, esfuerzo y sacrificio que otras muchas carreras.
Aunque siempre había excepciones, honrosas a veces…. que confirmaban la regla.
Pero terminaba diciendo algo que yo conozco bien: esto es una carrera de fondo, señores, no un sprint.
Realmente se muy poco de carreras, de las de correr, de las otras, de las de estudiar, algo sé. Pero estoy un poco familiarizada con ellas, mi marido, cada fin de semana, mata su estrés profesional, compitiendo en toda clase de carreras populares: 5 kilómetros (pan comido), 10 kilómetros (pan con un poco de jamón), medias maratones… (ainss… ahí ya necesitamos pan, jamón y un poco de pasta, frutos secos, domingos de piernas pesadas y martes de masajes) y maratones (eso ya son palabras mayores…)
Para una maratón, está 4 meses preparándose. Y eso él que está muy en forma, no perdona ni un día de entrenamiento ni de gimnasio desde hace muchos años, cuida muchísimo su alimentación, no bebe, no fuma..
La media de preparación de una maratón está en unos 6 meses.
Eso significa, sacrificio diario, correr cada día lo que uno se ha propuesto, comer lo que necesita tu organismo para no desfallecer, cuidados continuos de músculos, elasticidad… todo redunda en el buen hacer del corazón, las rodillas, los pulmones, todo un buen engranaje para conseguir el resultado que uno quiere: llegar a la meta sin sufrir demasiados percances.
Y mi marido tiene su recompensa carrera tras carrera. Ejemplo: último maratón de NYC, 2 de noviembre de 2008, temperatura fresquita pero agradable para los corredores (los espectadores no cuentan… solo estamos para animar, gritar, apoyar y no dejar que el cansancio o el desaliento hagan mella… El que llegues al hotel con claros síntomas de congelamiento, es un claro síntoma de apoyo… para que tu pareja consiga su objetivo por el que lleva tanto tiempo preparándose)
A las 7 de la mañana sale del hotel, a las 9.30 empieza la carrera, 3 horas, 2 minutos y 54 segundos y 42 kilómetros, 190 metros después, su objetivo está conseguido.
40.000 corredores, solo un ganador, ¡¡¡¡¡claro!!!! Pero los otros que llegan ¡¡¡también ganan!!!
Ganan la enorme satisfacción de saber que su esfuerzo continuado ha merecido la pena.
Luego una hora caminando hasta el camión para recoger sus cosas, con una enorme sonrisa, otro rato de taxi y ya en el hotel… no hay horas suficientes para contar, al que ha llegado antes con claros síntomas de congelación, la cantidad de emociones, sensaciones, dolores, alegrías y vivencias que ha disfrutado durante esas 3 horas y algo.
( Por si alguien tiene curiosidad, mi marido entró el 1.171 de 38.096 personas, lo cual, para un Ingeniero de Teleco dedicado plenamente a lidiar con grandes cuentas, no está mal… )
Y a que viene esto? nos preguntaremos, yo me lo preguntaría, desde luego.
Pero antes de contestar, como un buen guión de peli, debo meter aquí un nuevo hilo argumental, podríamos llamarlo “giro de la hora“ si estuviéramos siguiendo la estructura clásica del buen cine: Paradigma.
Otro profesor, esta vez de los Grandes Maestros que he tenido: Juan Echanove, me dijo una vez algo muy interesante, sobre esta profesión ” maratoniana” a la que le estoy dedicando tanto tiempo, esfuerzo y amor.. : Ser actor, es formar parte de un río…
Esto es como un río, un enorme y caudaloso río, que corre a cierta velocidad, más rápido, más despacio, dependiendo de si hay curvas, cuestas, pendientes, piedras o recovecos en el cauce. Este río esta formado por miles de personas llenas de ilusión, preparación, esfuerzo, ganas… unos más otros menos, pero todos en el mismo río… miles de gotas cargadas de partículas de conocimientos, oficio, experiencia… Todo el río va hacia un lugar: el mar, la inmensidad… el caer en el olvido.
Pero…. en el cauce de ese río, pueden pasar cosas… una piedra que cae y salpica unas cuantas gotas, un pajarito que bebe y se lleva de allí a otras cuantas, un paseante que cruza y en sus botas mojadas quedan prendidos otros cuantos montones de gotas….
Esas gotas que han sido sacadas del río, han tenido la suerte de abandonar un cauce que les llevaba irremediablemente al olvido.
Y eso ahora ¿para qué?
Bueno. El río está formado por montones de personas llenas de ilusión que están preparadas para que el pajarito se las lleve de ahí.
Estas personas, entre las que me incluyo, preparamos nuestra cabida en ese río como una carrera de fondo: clases, coaching, fotos, cortos, favores (de los que se suelen olvidar los favorecidos, no se muy bien por qué) entrenamientos, estudio…
Con la sola esperanza de que alguien pase por allí y nos lleve dentro de sus botas: un buen casting en el que la objetividad prime sobre el amiguismo, un personaje adecuado para nuestro perfil, una llamada de algún amigo, un favor no olvidado, un contacto milagroso que te hace ver la luz….
Mi carrera de fondo, no termina, y me empapo cada minuto. Me gustan mis clases, estoy disfrutando de cada escena de entrenamiento como si fuera una sesión con el más afamado de los directores o como una aparición en el María Guerrero, cada casting lo hago con la convicción de q es el mío, cada llamada es con tanto respeto y seguridad como si fuera a agradecer un Goya.
Y aquí sigo en mi maratón particular.
¿Qué será de este pequeño proyecto? No sé, no sabemos. Pero sea lo que sea, lo haré con muchas ganas.
Y de repente, recuerdo la cantidad de gente que, en esta carrera de fondo particular que llevo, me ha ayudado, apoyado, empujado, estimulado, alentado, animado, criticado, dirigido….. y han estado y están a mi lado (algunos con claros síntomas de congelación al llegar a su casa…)
Sólo sé decir Gracias, y ojalá juntos lleguemos a nuestra meta, sea en 3 horas o en 3 años más. No importa, lo que cuenta es la cantidad de horas que podamos hablar de lo que hemos sentido, nuestras emociones, dolores, alegrías y músculos agotados, siempre habrá tiempo para un buen masaje…..
Ufff… y yo lo tengo muy claro, en cuanto llegue a la meta, quiero compartir una buena taza de chocolate caliente con Jorge, mi familia y mis amigos...
Hasta aquí lo que escribí hace ya años. El proyecto era "3 Deseos. Se puede considerar un éxito para muchas personas que trabajamos muy duro y con mucha ilusión. También puede ser considerado como un nada en el abismo de las producciones teatrales anuales en España...
Después de tanto tiempo, espero no haber llegado a la meta... Quiero seguir luchando
Esto nos vale a todos, emprendedores valientes que no esperamos a que llamen a nuestra puerta... aunque a veces una llamada resulte agradable en un camino tan lleno de cuestas.
Por si a alguien le interesa, por su trabajo (y por el mío en ocasiones) Jorge dejó de competir, su carrera de fondo ahora es la lucha contra titanes llenos de dinero e intereses... Eso sí, sigue corriendo cada día y lucha contra si mismo y sus retos.