Adoro la suavidad de los pétalos de las amapolas, y su color rojo. Adoro el olor de la tierra mojada, el olor de la hierba cortada. Adoro levantarme tarde. Y meterme en mi cama con las sábanas recién planchadas. Adoro el olor de mi madre y recordar ese olor desde pequeña. Adoro que mi sobrino me escriba TKM. Adoro que recuerdes mi nombre. Adoro la luna y la noche y a mi gata en el alféizar de la ventana mirándome. Adoro el chocolate caliente. El champagne muy frío. Adoro Nueva York. Adoro mi casa, mi colección de cajas de tiendas bonitas. Adoro cuando mi sobrina me cuenta secretos y cuando le digo que la quiero. Adoro pasear de la mano con Jorge sin hablar nada. Adoro charlar durante horas de planes imposibles. Adoro el color azul turquesa. Adoro leer revistas de nada en una gran hamaca tomando té. Adoro el olor de las rosas, el color blanco, vestirme de negro. Adoro ver la puesta de sol, quedarme dormida pensando en sueños dulces. Adoro acostarme tarde.
Adoro el acento de mi padre, y las papas arrugás, y las dunas y que me llame Asusena. Adoro su recuerdo estudiando conmigo Derecho Político y adoro recordar los domingos de siesta apoyada en su barriga.
Adoro la espuma. El orgullo de tener a mi gente. Adoro mi sangre, mi piel, mi color. Adoro cada 10 de octubre. Adoro recibir un mensaje con sonrisas. Adoro las flores. Adoro el recuerdo de Jumper, de Kon.
Adoro mis gastadas zapatillas de puntas. Adoro el tul.
Adoro el dulce y el jamón ibérico. Adoro el olor del otoño, el color de las hojas. Adoro París en Navidad, y las Brioches. Adoro una charla con té en el Ritz y una cena con champagne en el Ramses. Adoro las tardes en el Glass Bar.
Adoro los nervios antes de decir mi primera frase función tras función, adoro las luces del escenario, adoro la sonrisa cómplice de Jorge, de Jose, de Natalia desde la cabina.
Adoro la fuerza que desconozco que tengo.
Adoro mi vida. Adoro el teatro, el trabajo.
Te adoro